Cuando el adiós
es sinónimo de orfandad,
de últimas peticiones y
amor rebosante
tras un telar quirúrgico,
Cuesta contenerlo en la sujeción
de una mano inerte,
comprimirlo entre los débiles latidos.
Es inútil la tarea
porque el reloj de la vida,
deja paso a un tiempo mucho
más eterno y más fúnebre.
Con el rezagado suspiro
nace el desolado llanto
Que marca una hora,
un día,
el año que inscribe
todo aquello que fuiste
para el resto de mortales,
que bebieron de la bondad
de tu Alma.
Vi la línea plana
Que hizo renacer
un nuevo latido dentro de mi corazón.
©Auroratris
A mi Estrella de Mar
Cruzando el cielo
De la madrugada,
A mi Reina
Ocupando su Gloria,
Para Ser Norte, Luz y Guía.
A Mi Madre.
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