Luchó el sí de la mirada con la negación de los
labios. Ardieron deseos contradictorios en el interior de su alma. Una parte de
ella la empujó hacia lo atrevido, la otra la ató a la columna de la sensatez.
Su voluntad se debatió entre lo correcto y lo demoníaco.
Dos extraños
conociéndose los secretos de la piel, tatuándose caricias que el vino ayudó a
grabar. La noche acalló los susurros que danzaban en sus bocas, provocando una
sinfonía de deseo. En la luna se quedó congelada la imagen de unos cuerpos
sedientos de pasión.
foto sacada de internet |
Las manos le
hablaron a la curva de su cintura, a la
calidez de sus muslos, a la tersura de sus pechos, a la cruz de su espalda.
Bebieron los labios los néctares del placer desde el cielo de su ombligo hasta
el paraíso que habita bajo él. Las lenguas surcaron los senderos de sus cuerpos
quemando pliegues a su paso.
En los
pasillos de su mente los soldados se retiraron blandiendo la bandera de la
rendición. No hubo antídoto para una propuesta hecha con tanto anhelo, toda
ella quedó expuesta ante los tóxicos efluvios de la sensualidad.
-¿Qué
pasaría si te amara esta noche y me olvidaras mañana? -. El arma arrojadiza.
-Averigüémoslo.-
Exhaló en defensa propia.