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foto sacada de internet |
Quiénes la
conocían decían de ella que era una pobre ilusa, siempre inventando historias.
Otros más atrevidos la comparaban con Bella, (sí, la de Disney) por su afición
a la lectura. Ella reía y se divertía al ver cómo todos divagaban sobre su forma
de ser o estar.
Era un poco
alocada, ensoñadora, protagonista de sus sueños siempre imaginando que un héroe
de película vendría a rescatarla. Volarían de la mano bajo un manto estrellado
y ella creyéndose Lois Lane, se dejaría enamorar por un tipo cuyos slips
estuviesen a cara vista.
Mientras
paseaba su mirada por las nubes fumaba lo que quedaba de la noche. Pronto
acabaría su turno. Tarareaba una canción elegida al azar, una letra fácil y
tonta, a ella la distraía y la sacaba de su insulsa realidad. También era
casualidad que era pegadiza, y le ayudaba para robar sonrisas a los pacientes.
En eso andaba
cuando una luz cegadora rasgó el encapotado cielo. Un rayo, una estrella fugaz,
un… Un ruido estruendoso se abrió paso tras ella. Cargada de más miedo que
valentía se fue acercando hasta el amasijo de hierros que cada vez iba tomando
forma tras una nube de humo.
Cómo si de
un conocido programa se tratara. De entre aquella nebulosa salió un cuerpo,
algo amorfo al principio, fue adquiriendo cualidad humana o eso le pareció a
ella. Frotó los ojos porque el tamaño de la cabeza no le cuadraba con un perímetro
normal, los brazos extralargos, las piernas demasiado cortas y del tronco mejor
no hablar.
A la vez que
se le acercaba, ella daba tímidos pasos hacia atrás hasta que su espalda tocó
la fría baranda. Cuando se consumió la distancia que había entre ellos, él comenzó
a hacer aspavientos con las manos, gestos con la gran cabeza. Y menos mal que
antes de que se asfixiara con la escafandra, cayó en la cuenta de que le estaba
pidiendo ayuda para desnudar su cabeza.
Descubrió el
mar de sus ojos y sin palabras la dejó cuando le relató su historia:
Ladrón de
estrellas en noches nubladas. Estaba haciendo
equilibrios entre Leo y Virgo cuando la vio jugar con el humo de su cigarro,
oyó su voz coqueteando con una canción y tanto se asomó para ponerle rostro al
conjunto que se precipitó al vacío.
Tras unos minutos,
la risa rompió el silencio y ambos se contagiaron de una extraña magia. Ella le
tomó la mano pidiéndole que hiciera el favor de contarle algo más creíble o
empezaría a pensar que estaba tan loco como ella.
No hubo
manera de conocer la verdad. Desde entonces andan juntos por la vida, se les
conocen como el loco astronauta y la enfermera soñadora.
P.D.- Lo prometido es deuda Txatxa. Espero que te guste, fue un placer escribirlo pensando en ti y una casualidad encontrar en la red a esta parejita tan parecida a las que salen de tus manos. Un abrazo.
Por cierto, esta canción siempre me roba una sonrisa ;)