Ondea la viveza del color en el alma del Mandala hecho Hembra.
Violeta en sus caderas atrayendo la sensualidad de un
reflejo.
Cruza el Azul-Mar una ola brava y calma,
Para pisar tierra y hacer tronar sus pasos,
sobre la cátedra de su porte.
Aúlla a la Luna-Roja que capitanea en su barco,
Le cuenta en una lengua que traduce,
Lo que nace y siente,
Lo que calla y muere.
No hay vacíos cuando ella danza,
No hay sombras donde ella mira.
No hay silencios si ella habla.
Mujer-Mandala.
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