He acodado mi mirada en la bella
imagen que da la indefensión de tu orgasmo. Admirar, como se hace con el arte,
tu rostro patricio en la decorosa caída de párpados. Sé que estoy atrapada tras el telón de tus pestañas, que el oscuro velo que me envuelve allí dentro solo
es el camino que me acomodará en tu mente. Así, como yo mimo tu gesto ante el
abandono del placer, sé que tú atesoras mi gracia en los momentos de
distancia, invitándola a pasear entre tus manos y el recuerdo.
No (me) basta con ser pronombre de tu
nombre, porque lo que yo busco es tu piel, que le da cobijo a la mía abrigando el frío que solo tú sabes quitar.
No (me) basta una noche para ser
placa arquitectónica buscando un nuevo paisaje:
el desarme de los cuerpos, el vencimiento de nuestras cabezas dejándose
llevar por esa muerte bendecida…
No (me) basta una noche para que tu
carne y la mía se haga maleza antes de llegar el día.
©Auroratris