Ese Ir y Venir,
Ese Venir e
Irse,
Mientras Te
busco
Como la Mariposa
busca
el Vientre
del polen.
Respirar la
brasa de tu Piel,
quemar la
distancia
sin más Quejio
que el que
rompe mi Cuerpo
bajo el Tuyo,
como un
Palio Custodio
dando Cobijo.
Dame de ese
Calor
que Tú
sabes,
Dame Tu
espalda pegada a Mi pecho,
O el Tuyo
aprisionando
la tarantela
del Mío.
Y Sella allí
donde Gime
el Suspiro,
para que
viaje Sin decoro
por la
ribera de lo Prohibido.
©Auroratris
No me resta
liturgia por orar,
Epifanía por
refrendar,
ni nana,
tutorial o pregunta
por responder.
Ninguno de nuestros desacuerdos
se quedan tintando pactos.
Rompemos lo
acordado,
Bajo el
cordón de nuestra condición
de mayor y
adultos no confesables.
Hasta tu
hoyo infantil
me apresuro
para acudir,
recogerme sentada
a tu lado,
y practicar
el verbo agradecer.
Y aunque el
tiempo se empeña
en robarnos
inocencias,
todavía
surgen y mugen
remembranzas
entre los dos.
Como
aquellas tardes de carreras,
alfombra y
besos de chocolate.
©Auroratris
Tuvimos el
Dorado
Entre las
manos,
estallaba su
luz
en nuestras
miradas.
La piel se
abría
sin rescate,
para
atesorar
los viajes
al otro lado
de la vida.
Cómo se
restaura la pobreza,
O, La
miseria de lo invisible
Cómo le digo
a mi voz que ya no
reverbera en
tu garganta.
De silencios
y prisas
engendramos
otoños.
porque la
primavera
queda lejos
De cualquier retroceso.
©Auroratris