martes, 1 de mayo de 2012

PROMESA


La vio salir, cerrar la puerta tras ella. Y no hizo nada. Se quedó allí, quieto, mirando el sitio vacío que ella había dejado, esperando que todo fuese una de esas bromas que a Beatriz tanto le gustaba gastar. Pensó que volvería a cruzar ese umbral llevando una gran sonrisa en sus labios y diciéndole que otra vez había picado.

Nada de eso ocurrió.

Los minutos se hicieron horas. Las horas trajeron  la noche, oscura y silenciosa. El pisito, el cual adoraban por ser tan acogedor, ahora le parecía enorme. La cama, donde tantas veces se firmaron las paces con abrazos y los “no volverá a pasar”, ahora estaba fría y eso le producía una inmensa tristeza que  inundaba todo.  Le parecía irreal. Las sombras de la noche se apoderaron de aquel lugar,  recordándole cada momento vivido junto a ella. A lo largo de la madrugada creyó oír la cerradura en más de una ocasión, sólo era su imaginación; en otras creía que sus pasos veloces la traían hasta él, otra vez su mente le jugó una mala pasada. No consiguió que el sueño y el cansancio se apoderaran de él. Así, abrazado a la almohada y mirando el techo, le encontró el nuevo día.

Pensó en llamarla. Sí. Lo hizo ilusionado hasta que una voz robótica sonó al otro lado del auricular: el móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura. Fuera como fuese, tenía que llegar hasta Beatriz. Una noche sin ella había sido suficiente para comprender que era la mujer de su vida. Tenía que decirle tantas cosas… y que la esperaría el tiempo que hiciera falta.  Una vida, una eternidad, por ella, eso no es nada.

El vuelo de Beatriz, estaba a punto de salir. Las lágrimas se agolpaban en sus ojos. Sabía que él era muy orgulloso y no daría un paso atrás, pero no podía desperdiciar la gran oportunidad de su vida: redactora jefe en un periódico de prestigio en la otra parte del mundo. Se equivocó. No podía creer la visión que estaba teniendo en ese momento.

Él. Carlos, en persona, avanzaba tranquilo hacia ella, intentaba que no se le notara que el corazón se le iba a salir de un momento a otro, que la felicidad por haber llegado a tiempo sólo pareciera una simple alegría y que el temblor que se había apoderado de todo su cuerpo, no fuese más que una reacción al frío de aquella mañana.

Incrédula, se levantó del sillón y sin dejar de mirarle esperó hasta que él llegara donde ella. Parecían dos estatuas de sal, uno frente al otro, hasta que Carlos, rompió el hechizo. La abrazó y diciéndole que cumpliera su sueño, que él esperaría impaciente su vuelta, la besó. Fundidos en un abrazo en aquella sala de espera del aeropuerto, ella le prometió volver.

A lo lejos, sólo un punto en lo más alto del cielo, iban ilusiones, sueños y una nueva vida con una promesa.



                                                                                                                                           

10 comentarios:

  1. Me hace temblar ñlas aletillas de la nariz la escena, amiga; tocas fibra, pinchas en nervio.
    Buen comienzo, Auroratris.

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    1. Gracias, amigo. Sin haberlo vivido está escrito "CONSENTIMIENTO".

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  2. Muy bonito, me ha gustado mucho, felicidades.

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  3. Gracias, padre. Me emociona que te haya gustado, aquí no hay mucha "marcha", jajaja.

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  4. Coño! No sabía que mi suegro había puesto internet en su casa.
    Pero volviendo al texto... Es muy emotivo, impregnado de sentimientos y, sobre todo, de valores. Muy en tu línea. Muy bien.
    El final me deja con un sabor muy amargo: me imagino a los protagonistas (sobre todo a él, porque está claro que ella es más fuerte) ¿disfrutando? ¿sufriendo? del amor en la distancia.
    Por suerte para mí, no lo sé, pero tiene que ser duro.
    Bsos

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    1. Perseguir un sueño da la fuerza necesaria para seguir avanzando, pero eso no quiere decir que ella sea más fuerte, sino que tiene un motivo más para continuar adelante. Otro muack.

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  5. Super romántico... Lo malo es que al final lo que suele pasar es que la distancia pone olvido, pero ... ¿quién sabe?

    Precioso relato.

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  6. ¿Quién sabe?. Tantas cosas pueden pasar... Gracias tocaya!!!.

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  7. ... ¿volverán a reencontrarse?
    Me entraron ganas de leer más, me dejastes intrigada...
    :-)

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    1. Sería cuestión de hacer un sondeo y decidir que hacer con estos dos, jajaja. Gracias Mariose. ;)

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Gracias por danzar conmigo.