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lunes, 31 de octubre de 2016

VERSA {ME}





Tíntame el descaro de tus versos y excarcela esta sinalefa que me adosa a la vergüenza de encarar tu mirada. Tatúame la noche y ruboriza mis arcaicas amapolas para que florezcan entre tus manos de poeta. Serena este vientre tembloroso bajo la procesión de tu caricia… vérsame a pluma, a cincel… haz de mí tu poesía.

Recita lo salvaje que de mí encuentres para que se desvanezca la insistente timidez que me cubre y me pesa. Repásame en constante libertad gravitando sobre el centro de mi orbe… haz que llueva para nosotros, que dancemos sobre charcos de apetencia.

Muéstrame lo retorcido de tu soneto y firma este poemario con sello indeleble.

                                                                                 

                                                                           
© Auroratris







martes, 25 de octubre de 2016

PSIQUE








- ¿Me quieres, Darling? - Exoraba, arrastrando las últimas sílabas.
- Más que a mí mismo.- Tronaba yo.

Reflexionando sobre mi reiterada respuesta, comencé a albergar una idea. Idea cada vez más oscura y menos etérea, más pragmática y menos disuasoria.
“Más – que – a – mí - mismo”, rugía en mi psique.
Llegué a la conclusión que de seguir así, un día dejaría de ser yo, quedándome perdido en la nada.
No, no podía permitirme tal desaparición y fui maquinando un esquema. Engordándolo, y dándole forma en mi cabeza.

Ocurrió una noche… y en su momento más bello, cuando ella también lo estaba vestida de lujuria, sosteniendo su copa disparó el ya conocido verso: - ¿Me quieres, Darling? –
Aproveché el estupor que despierta el vino y el bamboleo de sus inseguros pasos acercándose a mí.
Desenfundé tres cuartos de sonrisa antes de cerrar mis manos alrededor de su cuello. De su boca salió la oscuridad sin música ni sonido, de sus ojos la estupefacción y de su perfecta fisionomía, el abandono de la vida.
– Más que a mí mismo -  Mascullé hasta que dejó de respirar.

Cayó al suelo y el sordo sonido se mezcló con el ruido del cristal contra el piso. Acabé con mi tortura o eso pensaba yo, llamé a la policía para darme en entrega y antes de que me llevaran la miré una última vez. Parece de locos, pero sus labios se movían formulando aquella pregunta y su mirada taladraba la mía.

No me creen, pero cada noche ella me visita allá donde vaya. Preciosa ante mí, portando su copa, con la tentación en sus labios y en medio de todo eso… la frase aniquiladora…
-¿Me quieres, Darling?

-Tras seis meses y 21 días, el paciente no muestra mejoría y sólo murmura una única oración:
- "Más que a mí mismo".

                                                                                                                                                                        

© Auroratris




miércoles, 12 de octubre de 2016

BITÁCORA






El viento flagela mi rostro en este otoño apolillado, se agrieta la carne de mis besos y congelándose el cristal que desentumece mis pestañas, resbalo por los pasillos donde nuestra témpera marchita escucha el sonido sordo de tu lamento.
Se emborrona tu silueta En la distancia que marcó tu época y la mía, donde las rayas del tiempo sucumben a La Bitácora de nuestro delito.

No volverá el aire a peinar mis hojas, ni los violines de tus manos a sujetar mi arco, quedaremos como trazas de un sueño inacabado en la cabecera de nuestra mentira.

Mientras, llamas a un timbre que ya no suena imprimiendo un verbo nonato en la palidez de mi ventana, no queda magia en la chistera del ilusionismo... y continúa retumbando mi nombre en la gruta de tu garganta, este aprieta el cinturón de tu pecho con cada sílaba que escapa.

Tu silencioso grito se acomoda en la arista De Mi Soledad.




                © Auroratris           











                                           

miércoles, 5 de octubre de 2016

BAPTISTERIO







Ángel caído que ensortija mis sentidos
esclavizando mis lunares al vaho que los sustenta.
Encadenas mi simetría a los candados de tus dedos
castigándola con primitiva dureza robándole la textura,
sometiéndola a un látigo escurridizo y ardiente.
El marfil de tu boca tortura lo convexo,
regalando el dulce escozor,
que inscribe en el aíre un furtivo suspiro.

Manos maestras cincelan la caricia
marcándola por todo mi horizonte,
mar rizada es mi cuerpo
soportando la marea,
que nubla la visión de tu rostro.
Manejas los hilos del placer
volviéndome una simple marioneta,
y entre tus alas discurre si vuelo
o me adentro en tu infierno incierto.

Inmovilizas el tiempo
volviéndolo eterno
a la vez que digiero
tu capricho y tu malicia.
Entre lo humano y lo divino
se apresuran los goces primitivos,
que hartos de debilidades
se lanzan con hambruna permitida.

Enaltecida tu virtud,
venerado mi sagrario…
nos recogemos en este bautismo.


© Auroratris