Y aquí estoy yo en este Día tan emblemático, o la Noche Mágica del Año. Quienes me conocen saben que no es la primera vez que publico, que no suelo compartir en mi blog tales publicaciones. Sin embargo, en esta ocasión me he sentido animada a hacerlo porque muchos de vosotros me habéis leído en anteriores retos literarios. De alguna manera estamos conectados desde hace mucho tiempo. Es por eso que el hilo rojo es más que una leyenda.
Hace poco más de dos años mi vida dio un giro de 180° y el tiempo se convirtió en batalla, he estado yendo y viniendo, pero no es suficiente para sentir la voz que transmitís siempre. Se os echa de menos, gente maja ❤️
No sé decir que no, así fue como Alambique se convirtió en realidad en cuestión de un par de meses. Nació casi acabando el Año, y hoy, Noche de Reyes os lo quiero presentar.
Gracias a tod@s vosotr@s por acompañarme siempre, aún en mis obligadas ausencias.
Navidad es esa época de reflexión y balance de todo lo acontecido durante el año. Es el laboratorio donde analizamos nuestros actos y pensamientos intentando endulzar algunos y quemar otros de manera que no carguemos con ellos en nuestras nuevas propuestas de enmienda o mejora. Uno de los rituales que siempre realizamos es traer a la memoria a personas que están, a las que ya no están y a las que tenemos cerca, pero el tiempo y los silencios nos alejan de ellas.
Hoy regreso como el turrón, o como esos recuerdos de antaño. Me pido estar presente en estos días con mis mejores deseos, cariño y abrazos. Me pido exigirle a la vida que os regale todo lo bonito en estas fechas y en las venideras. Me pido sugerirle a la magia o a la suerte, a la fe, a la divina providencia, a lo que sea que nos escucha cuando susurramos nuestros deseos de bonanza, que os escuche todos y cada uno de vuestro sueños haciéndolos realidad, que los podáis ver o sentir cumplidos junto a los vuestros. Me pido regalar sonrisas en Navidad, porque no quiero ser (como siempre) el grinch en estas fechas.