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A las
doce en punto, Cenicienta recogía sus zapatillas de rizo americano, hechas en
China pero compradas en una gran superficie. Hacía tiempo que sus zapatitos de
cristal fueron guardados entre algodones, dentro de una caja y colocados en la
estantería más alejada de la parte más alta de su armario de Ikea.
Se
introducía en su gran cama principesca y allí aguardaba a que Príncipe Azul
hiciera su aparición estelar. Esa noche, no apareció. Decidió quedarse retirado
tres manzanas calle abajo, ante una pantalla futbolera de plasma, entre dos
soldados reales cargados de espadas y alcohol y dentro del local más cutre y
salchichero que se pueda encontrar en cien metros a la redonda.
Si
había algo en la Tierra que Príncipe Azul adoraba más que a su propio porte,
eso era el fútbol. Su campo de visión se adaptaba a las medidas de la pantalla
en cuestión, descartando todo lo demás, incluyendo a la pobre Cenicienta. ¡Cuán
equivocada se casó creyendo que conseguiría reconducir al príncipe con sus
encantos! Tras un lustro, tristemente descubrió que no bastaban sus tetas, así
que llegados a este punto concluyó que ese dicho que reza por ahí de que tiran
más dos susodichas que dos carretas, es un bulo o una leyenda urbana.
Cenicienta
se cansó de danzar, hacer aspavientos y mandarle
mensajes con las palomas. Las cuales abandonaron el palacio y se fueron a una
compañía telefónica de auge porque allí les pagaban más y mejor. Llegó a
completar una larga lista de esfuerzos, todo por llamar la atención de su
Príncipe Azul.
Decidió
conocer el mundo de la nueva era: la tecnología.
Con paso
firme y una desafiante fila de doncellas, se marchó a un gran centro comercial
y allí encontró lo que iba buscando. Un ordenador portátil última generación,
un móvil con su whatsapp incorporado para no desaprovechar conversación, y por
supuesto a un lacayo dispuesto a enseñarle paso a paso todos los secretos que
encierran estos trastos.
Desde
entonces la joven princesa navega por internet como si fuese por el lago
palaciego. Maneja todas las recónditas teclas de su prodigioso móvil y googlea sus dudas. Se alistó en una red social de mucho prestigio,
consiguiendo tener más seguidores que su adorado Azul.
Cada
día al levantarse y posar sus soberanos pies sobre la alfombra roja, se conecta
a la red y decide el estado que la acompañará durante la jornada. El príncipe
mosqueado porque perdió su equipo, quiere discutir o hablar sobre no sé qué.
Cenicienta
cariñosamente le dice: - ¡amor mío, sígueme en twitter!
jajajajaj, fabuloso final, originalísimo microrrelato, Aurora. Muy divertido.
ResponderEliminarBesos!!!!
Misión cumplida: arrancarte una sonrisa. Gracias Luis por pasear por esta orilla.
EliminarBesos desde el Mediterráneo.
Lo fui leyendo saboreando tu fina ironía para acabar con una amplia sonrisa, lo del twitter me pareció lo mejor que podía hacer la deseencantada princesa jajaja.
ResponderEliminarBesos.
Sí, verdad? jajaja, vías alternativas para salir de esa desídia. Gracias querida Ohma.
EliminarBesos de una plebeya.
Jajajaja ¡cómo ha cambiado el cuento!
ResponderEliminarPero es una triste realidad. Hay muchas Cenicientas que se sentirán plenamente identificadas con esta entrada, Auroramari. :)
Vivir para ver, jejeje.
EliminarTristemente así es, amiga Hulna.
Qué bueno lo de Auroramari, jajajaja!
Gracias por pasar y besazos.
Fantástico!!! me ha encantado y además ... uffff... me suena. Besos.
ResponderEliminarSí que suena y no es un sonajero, ainss amiga Maite!!!
EliminarAgradezco este descansito.
Besos para ti también.
Muy bueno y muy real jajaja Un saludo!!
ResponderEliminarReal como la vida misma, ya sea en palacio, castillo o apartamento del quinto, en todos sitios cuecen habas...
EliminarGracias luchadora por tu pasito.
Besitos.
Lo malo de que Cenicienta entre en la red es que seguramente haya más príncipes azules al otro lado del pc esperándo a que ella acepte el chat.
ResponderEliminarCómo ha cambiado el cuento, Tocaya! Muy real, desde luego...
Si es que se reproducen como chinos, están en todas partes estos príncipes azules.
EliminarGracias por pasar y quedarte, toca.
Besos.
Fresco,divertido,irónico! Qué más se puede pedir? te felicito!
ResponderEliminarAparte de pasar un ratito divertido??? Que nos toque el gordo de Navidad.
EliminarGracias Luni, un placer tenerte por aquí.
Besos.
Muy buena revisión del cuento original, si señora...eso es actualizar, y lo demás son tonterias :)
ResponderEliminarEnhorabuena,amiga.
Renovarse o morir, jajaja, o eso dicen.
EliminarGracias amigo, qué bueno tenerte de vuelta!!!
Besos.
Excelente. Simplemente excelente. Mis buenos pensamientos!
ResponderEliminarGracias Cristian por tus buenos pensamientos.
EliminarUn saludo.
Me ha encantado la idea de trasladar a Cenicienta al tiempo de la tecnología puntísima, al abandono del Azul, por el fútbol como no podía ser de otra manera y al acomodo de los lujos. Pero que se divorcie, por favor ¿qué hace con un pánfilo de tal calibre?
ResponderEliminarBicos.
Eso mismo me pregunto yo, jajaja.
EliminarGracias fonsi por quedarte una vez más.
Besos.
Jajaja!!! Y lo bien que hace Cenicienta, es mi ídola total...
ResponderEliminarEl fútbol le hace mucho daño a la pareja, jajaja!!! En breve el amor va a darse solo por whatsapp, twitter o facebook.
Besos, qué graciosa tu entrada, me encantó.
Tiempo al tiempo, Eva. No sería de extrañar que acabara siendo como dices, jajaja.
EliminarGracias por cruzar a este charco.
Besos
¡Genial!
ResponderEliminarEs genial tu relato. Creo que la mayoría de las " Cenicientas" que pululan, pululamos, por la red, se sienten identificadas:):)
Te felicito
Besossss
Gracias Trini, estoy de acuerdo contigo.
EliminarUn abrazo.
Buenísimo querida amiga.
ResponderEliminarHumor fino con ironía de la buena.
Besos con abrazos.
Gracias amiga mía, el humor que no decaiga, jajaja.
EliminarBesos y abrazos para ti también.
jajajaja!, Aurora, muy bueno de principio a fin. Una radiografía del panorama actual.
ResponderEliminarUn abrazo
Actual y de toda la vida, Pilar, jejeje.
EliminarGracias por estar ahí.
Un abrazo, guapa.
Hola Aurora, ¿sabes lo que es que te dejen sin casi palabras?.
ResponderEliminarMás razón que un santo y el final, con lo de twitter, me has sacado una sonrisa en el rostro.
Enhorabuena, muy entretenido y original el artículo :=)
Saludos,
Francisco M.
Gracias Francisco.
EliminarMe alegro de haberte sacado esa sonrisa.
Un saludo.
Muy buen relato, simpático, ameno y demasiado real!
ResponderEliminarLas nuevas cenicientas guardaron tules, zapatos de cristal y van destronando sus temores sabiendo que detrás de las puertas y ventanales existe un mundo que las espera.
Abrazos!!
Eso es Pilar, un mundo que espera ser descubierto. Gracias por pasar.
EliminarAbrazos para ti, también.
El cuento ha cambiado. Cada vez hay menos Cenicientas y más Pocahontas. Has metido mucho humor para pintar una realidad cada vez más común.
ResponderEliminarLo que no sabemos es si el lacayo que ayudó a la Cenicienta a ponerse al día en las nuevas tecnologías iba con buenas intenciones o escondía algo (todo el mundo es bueno, hasta que se demuestre lo contrario).
Buen texto, Aurori, cada vez mejor.
Besos.
Lo de Pocahontas lo dices por la poca ropa y sin zapatos, no??? jajaja.
EliminarLos lacayos del media mark siempre van con buenas intenciones, lo que les interesa es vender. Es cierto que aunque sea un relato de humor no deja de ser realidad.
Gracias por este descansito.
Besos.