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miércoles, 24 de septiembre de 2014

UNA CALLE PARA RONDAR

                                              

Se posó la tibieza del otoño entre las arrugas que bordaban sus ojos. El vuelo de una hoja trajo un fragmento adolescente. En la esquina de sus besos se remueven los de antaño. - Bésame otra vez. Pedía bajo la tímida luz de una farola al final de la calle.

-Bésame otra vez. - Le rogaba con la mirada, con la boca, con la voz… Prendida de su cuello ansiaba conservar el sabor de sus labios hasta la siguiente cita. Bajo las indiscretas miradas de las almas nocturnas los ruegos y los besos se manifestaron con caprichosa fantasía.


foto de internet
Apoyada la espalda en la pared, la rodeaba fuertemente con sus brazos. Mientras, ella acariciaba las ondas de su pelo,  el recio cuello y las pequeñas orejas tan bien esculpidas. El brillo en los ojos delataba el deseo de querer parar el tiempo.
Borrosa imagen guardada en el fondo de un ayer.

De vez en cuando regresa a aquella calle. Otros jóvenes usurpan el lugar repitiéndose la misma escena. Abrazados, comiéndose con la mirada, con las manos, con los cuerpos. Buscándose las bocas y oyendo la misma oratoria.

Se sonríe al comprobar que la historia se reproduce con la complicidad del día. Impensable en su época.

La noche y sus sombras protagonistas de los encuentros.

Los últimos rayos de sol le bañan el rostro antes de cerrar las cortinas y recogerse en su cómoda vida. Espanta otros pensamientos como si de un insecto se tratara dedicándose a tareas rutinarias.

Otra vez el otoño le llueve nostalgia.





                                                                                         

jueves, 18 de septiembre de 2014

SONRISAS PINTADAS



Embriagada por el perfume de la mentira se despoja del sueño reparador. Deja enfriar la mente y el calor de su cuerpo queda revuelto en las arrugadas sábanas. La ducha le da los buenos días arrastrando los restos de alguna duda.

Maquilla sonrisas y rubor, miradas rebosantes de alegría que mienten al espejo con sus guiños. Cepilla con desgana un despeinado juicio. Y se lanza a bucear en el armario para elegir la grácil prenda que la ayude en su empresa. Elige colores que desentonan con su ánimo y calza elevación en un intento de escapar del suelo.
Foto de Internet




Envidian la sonrisa que desaparece al cierre de una puerta, la que se emborrona cuando apaga la luz, la que se pierde en los días grises y ella trata de rescatar a base de carmín.

Pasea por la vida en un estado etéreo, intentando despistar al mundo. No quiere que sus pasos retumben en las calles, ni que su voz quede suspendida en el tiempo. Se niega a ser reflejo de nada. Ser solo ella con sus incógnitas y acertijos, sus divisiones y sus restas. Con lo complicado y lo sencillo.

Nada fácil.

Llega a la noche y despinta de su cara el rostro Monalisa. Se envuelve en un narcótico sueño donde  Butterfly le da la enhorabuena por otro día más.





                                                                                                                                                          

domingo, 7 de septiembre de 2014

SUICIDIO



-Te quiero. 

Disparó a quemarropa. Los ojos recibieron el impacto con grandes dosis de admiración, la boca dibujó un conato de sonrisa y las manos se estrujaron en una friega atropellada. El peso del silencio se hundió en las almas al tiempo que una caricia brotó de sus dedos recorriendo clavículas, nudillos, omóplatos...

foto de internet


El corazón a la carrera intentó controlar el desbordamiento de los latidos. La piel erizada recibió la detonación del mensaje. Se rebeló la respiración en su pecho provocando un motín por abandonar el espacio oprimente.

Todo un estallido de sensaciones pintó la tarde de ayer volviéndose el frío invierno en una agradable primavera.


Ella calló y reservó su bala para cuando pusiera fecha a su suicidio.